Bien es sabido que el clásico del fútbol uruguayo entre Peñarol y Nacional, aunque sea que se juegue "por las chapitas", todos lo quieren ganar.

Y éste en particular no tiene muchas connotaciones en lo que a definición respecta, ya que se juega solamente por cumplir con el calendario del torneo Intermedio, el que ya tiene a los tricolores en la final a disputarla contra el equipo de Wanderers, más allá de que los puntos en juego sí son importantes ya que suman para la tabla Anual.

En lo que respecta a los equipos, cuando las situaciones se repiten, cuando se comprueba que los problemas son los mismos, se llega a una instancia límite. Así está Peñarol. O, mejor dicho, sus hinchas. Y solamente el clásico, que mañana se disputará en el Campeón del Siglo, puede provocar que el año 2020 al menos finalice con una alegría deportiva. Caso contrario, el hartazgo será tan evidente como la ausencia de una generación de juego y la escasez de gol que tiene el elenco carbonero en este recorrido por el comienzo de temporada en el que ya jugó 20 cotejos.

No es que el futuro se hubiese presentado, desde el inicio del Campeonato Uruguayo, como que iba a ser una explosión de un equipo poderoso en la obtención de resultados, pero era poco imaginable que el conjunto aurinegro iba a colocarse en la séptima posición de la Tabla Anual y con nada más que un +6 de saldo de goles.

El defecto fue en aumento y no pudo ser superado ni solucionado por Diego Forlán y por Mario Saralegui, de ahí que el clásico se transforme en el único mimo que le puede dar al hincha, porque Peñarol no definió el Apertura, no definirá el Intermedio y todavía puede quedar, como mínimo si no gana el clásico, a 13 puntos de distancia de Nacional.

Hay hechos constatables que confirman que el aurinegro no puede pretender estar en otra posición cuando uno de sus valores más importantes es un mediocampista de contención que no tiene gol. Y esto no habla mal de Jesús Trindade, por el contrario, lo que revela es la ausencia de protagonismo en otros jugadores.

La falta de generación de fútbol en la mitad del terreno, más la poca definición que ha tenido el carbonero le demandan de manera urgente una reacción para lograr que el Campeón del Siglo no quede herido en su orgullo ante el rival de todas las horas.

Quizá el hecho de que las contiendas clásicas se caracterizan por ser enfrentamientos físicos, duelos reñidos y mucho ceño fruncido en lugar de fútbol bien jugado, puede obrar como elemento de equilibrio. Además, Peñarol puede aferrarse a otra característica que incorporó el partido tras lo que sucedió con Nacional en Avellaneda. El equipo de Saralegui va a recibir a un conjunto de jugadores que afrontó un juego muy intenso y con una carga emocional extra, lo que puede colaborar para que en la segunda mitad el físico sea un punto de referencia de enorme peso.

Claro que para lograr eso, Peñarol tiene que hacer muchas de las cosas que hasta ahora le cuesta lograr: manejar el partido, fabricar jugadas de ataque y romper la red rival.

No es menor que le faltará Giovanni González, convertido casi en un extremo por derecha. Pero es bueno que recuperó a Joaquín Piquerez, que por izquierda anda casi en el mismo tono que “Gio”.

Lo que parece necesario es que Saralegui encuentre la mejor dupla de ataque. Y quizá Ariel Nahuelpan termine teniendo su primera gran oportunidad para demostrar que hicieron bien en ir a buscarlo.

Por el lado tricolor, el partido con River Plate no sólo le sacó a dos jugadores para el clásico (Renzo Orihuela y Armando Méndez, ambos lesionados), sino que también le provocó un enorme desgaste al equipo, en un partido que terminó con derrota 2-0 en la Libertadores.

En particular, hay tres futbolistas que fueron titulares contra los “Millonarios” que realizaron un gran despliegue físico y que se los evalúa de cara al partido contra Peñarol, por la última fecha del Torneo Intermedio, que se disputará hoy en el Campeón del Siglo a la hora 17:30. Se trata de Rafa García, Gabriel Neves y Gonzalo Bergessio.

El primero de ellos jugó 71’ contra River Plate y viene de tres partidos de mucho desgaste por la Copa Libertadores (sumando los dos con Independiente del Valle), además de haber disputado 45’ frente a Boston River, entrando en el segundo tiempo. “Rafa” no tiene seguro su lugar en el 11 contra Peñarol. Un aspecto que le juega a favor son sus buenos rendimientos en los clásicos y su capacidad para jugar ese tipo de partidos.

El 8 tricolor sintió el trajín del encuentro con River y jugó los 90’ después de haber estado al margen durante un mes por haberse contagiado del nuevo coronavirus. Igualmente, el fernandino cuenta con muchas posibilidades de ser titular en el clásico.

El otro que hizo un enorme desgaste en Avellaneda fue el capitán de los tricolores, que también disputó todo el encuentro contra River Plate. 

El cordobés fue mucho al choque, disputó varias pelotas en el juego aéreo, hizo muchos movimientos sin pelota y se desgastó sin poder generarle peligro al arco de Franco Armani. Pese a que falta la vuelta con los “Millonarios”, cuesta creer que Bergessio no sea titular en el clásico. Quizá una de las interrogantes pasa por el acompañante del capitán en ofensiva si es que Jorge Giordano apela a colocar un 4-4-2. En tal sentido, Alfonso Trezza, Emiliano Villar e Ignacio Lores son los que cuentan con mayores posibilidades, teniendo en cuenta que Gonzalo Castro sería titular jugando como enganche o, en su defecto, como volante izquierdo.

Sergio Rochet, Mathías Laborda, Paulo Vinicius, Agustín Oliveros y Ayrton Cougo jugarán en la defensa mientras que hay varias dudas en la mitad de la cancha.

Emi Martínez, Neves y Joaquín Trasante serían los tres volantes, aunque también podría jugar Rafa García y pasar al “Chory” para jugar con Bergessio o, incluso, sin Castro en el equipo.

El clásico entonces dará comienzo a la hora 17.30 en el Estadio Campeón del Siglo con el arbitraje de Pablo Giménez.